GUARDIANES DE LA LUZ: La mente como santuario.

Publicado el 25 de noviembre de 2025, 7:26

No permitas que tu peor amigo viva entre tus dos orejas (Laird Hamilton). Esta frase causo impacto en mi conciencia al escucharla, tenemos la habilidad innata de elegir a quien queremos dar cobijo en ese lugar tan desconocido en determinadas ocasiones.

Hay batallas que no se libran con espadas ni con palabras, sino con el silencio del pensamiento. A veces el enemigo de nosotros mismos no está fuera sino dentro, disfrazado de dudas o miedo, con el recuerdo que a veces duele, con esa critica que no aceptamos o no soltamos y que en algún momento nos hirió. A veces ni siquiera proviene de otra persona, sino que es nuestra propia herida, la que se repite “No soy suficiente”,” No lo lograré”, “Esto no tiene sentido”, "¿Porque  a mi?, no me lo merecía"...

Tu mente es un santuario o como describía el libro “ El monje que vendió su Ferrari”, tu mente es un jardín y tú el jardinero que lo cuida y de ti depende que este seco o lleno de preciosas flores, es imposible no tener pensamientos en forma de susurros (hiervas malas), que debemos tratarlos con cuidado y determinación, observarlos y dejarlos ir, sin prestarles demasiada atención, ya que por el contrario podrás revivirás heridas que alimentan sentimientos como la rabia, la tristeza, la inseguridad….y es así como poco a poco estarás cediendo a ese “enemigo”, tu espacio y sobre todo tu paz. Dejar que el enemigo se quede, es como concederle la llave de tu esencia.

Mereces ser el Guardián de tu propia luz.

¿Y si empezamos a desalojarlo de ese lugar donde se ha instalado y parece que está a gusto?

No podemos echarlo con violencia sino con conciencia. Con perdón, con límites y sobre todo con amor propio, todo comienza por aquí: El amor propio.

El amor propio nos recuerda quienes somos, nuestros valores y todo lo que podemos llegar ser y sentir, una frase poderosa que forma parte de mi vida en estos últimos años ha sido “Reconozco el Dolor, pero no le doy poder”.

Cuando a mi vida llego el Caos devastándolo en un primer instante todo, me paré en seco y en el más absoluto silencio se coló una voz que me dijo: Tu mente no es un campo de batalla, no estás en guerra, debes empezar de cero a cuidar tu jardín, porque te aseguro que volverá a florecer, no te puedo decir cuando, pero sé que lo hará.  Me pregunte ¿Cómo voy hacerlo? me parecía imposible, pero cerré la puerta por dentro y comencé a trabajar en mi, elegí la libertad sobre la prisión del sufrimiento, poco a poco recupere el timón de mi energía vital, de mi historia y sobre todo de mi presente creyendo firmemente que merecía ser la Guardiana de mi propia luz.

 

 


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