Somos arquitectos del mañana. La libertad a la hora de elegir distintos caminos a lo largo de nuestra vida es algo sagrado y representa nuestra dignidad como seres en evolución. Somos dueños de nuestro destino y comprender este aspecto trasforma el sufrimiento en responsabilidad y la resignación en fuerza moral.
Es curioso como cada persona ante un mismo episodio vivido, reacciona de forma más dispar, sus emociones, sus acciones y la interpretación de lo ocurrido varía mucho y por tanto su futuro más inmediato también.
A menudo solemos escuchar la frase “Nuestro destino está escrito” pensando que la vida de cada persona esta determina y detallada en algún lugar del universo, como si de un guion se tratase, sin tener opción a cambiarlo. Cada pensamiento, palabra y posterior acción moldean nuestro futuro inmediato. No somos víctimas del azar ni prisioneros del mañana, siempre podremos elegir, decidir, rectificar, equivocarnos y empezar de nuevo.
Creo y es una opinión personal, que venimos con una misión, un aprendizaje que debemos adquirir y que en el caminar de la propia vida, bien sea larga o corta, atravesaremos situaciones, adversidades que dependiendo de nuestras decisiones trazaras nuestros caminos.
¿De qué depende el destino, cuando despedimos a algún ser querido?
Para mí depende del amor que sigue latiendo, de los hilos invisibles que nos unen y hemos ido tejiendo en los 4 años que hemos tenido la suerte de estar juntas, de los recuerdos que no duelen, sino que iluminan cada rinconcito de mi mente.
El destino no termina con la ausencia, se trasforma en presencia sutil, en señales que estemos preparados para sentir, en sueños y en la fuerza que nos empuja a seguir adelante cada mañana.
Depende de cómo miremos al vacío: Como pérdida o como espacio sagrado donde el alma sigue susurrando.
El futuro no está escrito
Mi reflexión es que el futuro no está escrito y no viene definido por lo que nos pasó, ni por lo que perdimos. Somos nosotros quienes decidimos como seguir, qué camino tomar, que valores sostener. Cada elección, cada paso, construye lo está por venir.
Aunque el dolor forme parte del trayecto, tenemos el poder de trasformar la experiencia en crecimiento. El futuro depende de lo que hacemos hoy, y esta en nuestras manos darle un sentido.
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