Cuando las estrellas susurran en tus Sueños

La primera vez que soñé con Alejandra fue desconcertante ya que por un lado me daba cierto temor, pero por otro lado deseaba con todas mis fuerzas volver a verla a sentirla abrazarla a olerla… pero el primer sueño no fue así. Recuerdo como si fuese ayer lo que sentí, ocurrió a los cinco días de haber iniciado su viaje. Yo dormía en la habitación de mi hijo sola, en una cama de 90, normalmente yo dormía en la cama de matrimonio con ella en otra habitación de la casa, pero al estar tan reciente la partida de nuestra pequeña, decidimos que Lucas durmiese un tiempo con su padre en la cama de matrimonio y yo en la cama pequeña.

Serían las 03.00h de la mañana cuando note un dolor intenso en el cuello. Alejandra tenía la costumbre de hacer cosquillas a la altura del cuello de quien la portaba o de quien estuviese jugando con ella, tenía tanta fuerza en su brazo izquierdo, que a veces hacia hasta daño, aunque luego todo acabase en un sinfín de carcajadas conjuntas. Pues bien, ese día no llegue a verla en el sueño, pero sí a sentir ese dolor que algunas veces producía sus cosquillas. Me desperté paralizada ya que yo sabía que era ella quien me había tocado, era tan característico el lugar donde sentí su mano y el pinzamiento que experimento mi cuerpo, que primero sentí miedo y luego una vez que reaccioné viví una paz infinita. Sabía que había venido a despedirse, que estaba bien y que estaba iniciando su viaje. Creo que inconscientemente estaba esperando ese sueño, ese susurro en el que mi conciencia confirmase que todo estaba bien y todo seguía su curso.

A partir de ese sueño he soñado un par de veces más con ella, en la que sí que hubo contacto físico y os puedo asegurar que fue increíble, era como si fuese real. La última vez que soñé con ella ha sido estas vacaciones de Semana Santa y fue tan bonito e increíble que os lo voy a contar.

Nos encontrábamos de camping con unos amigos y sus hijos. La última noche soñé que todos estábamos en una grada viendo una especie de partido, ella estaba en medio de todos ellos y yo estaba llegando a ese lugar, desde varios metros antes vi su media melena con sus mechones de color miel, ella se giró y me miro, yo al verla le dije ¿Alejandra que haces aquí?, ella me toco la cara con su manita como solía hacer muchas veces y acto seguido me dio un abrazo y sin hablar, sentí me decía: Mama tener paciencia con Lucas… Después de varios segundos abrazadas y poder sentir su cuerpo, la suavidad de su piel, mi nariz oliendo su pequeño cuello, fue tan real…. Que pasados esos segundos me desperté. Ahora viene lo sorprendente.